Lo Peor De Todo by Ray Loriga

Lo Peor De Todo by Ray Loriga

Author:Ray Loriga
Language: es
Format: mobi
Tags: nonfiction
Published: 2011-08-13T22:00:00+00:00


T y su amiga Candela se pasaron la tarde rezando en la ermita de Puerta de Hierro. T no solía rezar mucho pero Candela le pidió que fuese con ella porque sus padres querían divorciarse y Candela se ponía a llorar con sólo pensarlo. Así que rezaron y rezaron durante toda la tarde. Cinco semanas después el padre de Candela se pegó un tiro en la cabeza. Todavía estaba casado. A T le dijeron que la operación era sencilla pero luego su padre se pasó seis horas en el quirófano. Al llegar al hospital el taxista no tenía cambio, T le dijo que bajara a cambiar pero el taxista no quiso. T insistió y el taxista se negó cien veces. Al final T se enfadó muchísimo y le tiró el dinero a la cara. Entonces el taxista también se enfadó y se puso a insultar a T. Al final me enfadé yo y empecé a pegarle patadas al taxi por un lado y por el otro. El taxista quería salir a matarme, pero como yo le pegaba patadas a la puerta no podía. Menudo tío mierda.

A Fran le gusta la gente tan poco como a mí. Siempre dice que a la gente en general no hay quien la aguante.

A veces pienso en matar a una de esas señoras que andan siempre preguntándote de qué piso eres cuando bajas a la piscina. Yo soy del séptimo C, del edificio Tres, de la fase IV y voy a saltarle los sesos a alguien antes de que termine el verano. Cuando voy a la piscina intento que nadie me toque porque me da bastante asco. Si me pongo a pensar que la gente se mea y suda y babea dentro del agua me vuelvo a casa y no me baño más en tres o cuatro días.

Una vez el padre de Luis Godet nos llamó ridículos. Estábamos jugando a las corridas de toros. Primero uno hacía de toro y después de torero, banderillero, picador o caballo. Para hacer de toro se ponían los dedos como si fueran cuernos y se iba uno derecho al engaño. A la hora de matar tenías que clavar una vara de palo en un montón de arena sobre el que trazábamos una cruz que venía a ser el hoyo de agujas. Al montón de arena le dábamos forma de toro visto desde arriba. Cuando Antonio Álvarez Cedrón Hernández estaba igualando al animal pasó el padre de Luis Godet y nos llamó ridículos. No supimos qué contestar. Antonio se distrajo y la estocada se fue baja. Hasta le dieron un aviso antes de que acertase con el descabello. Al padre de Luis Godet no le importó que a Antonio Álvarez Cedrón Hernández se le escurriese la gloria después de una faena de arte, porque el padre de Luis Godet es otro tío mierda. Lo malo del montón de arena es que se estaba quieto todo el rato y no se podía matar recibiendo.



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